Gente sin memória (Parte 2 de 3)

Al contrario que en los demás países que han sufrido un régimen dictatorial, en España no ha habido una condena unánime. Etiquetado como “Franquismo” se ha negado el carácter fascista y se ha considerado autoritario en sus inicios pero no totalitario. Una versión políticamente útil para las derechas. (En 1999 el golpe fascista de 1936 fue reconocido como tal por las Cortes Españolas con la excepción de PP y Coalición Canaria. En 2002 fue condenada la "Dictadura Franquista" elogiando la ley de amnistía de 1977 porque puso fin "al enfrentamiento de las dos Españas").
El poder que ostentó la derecha española durante la transición explica el olvido histórico de la dictadura más sangrienta en Europa durante el s.XX. Dos cientos mil muertos sólo en las dos primeras semanas de contienda.


Dijo el escritor St. Exupery: “Aquí, fusilan… como si talaran árboles”.

Pocas voces se alzaron con el valor suficiente, entre ellos Don Miguel de Unamuno, gran pensador de su generación, autor del Sentimiento Trágico de la vida y rector de la Universidad de Salamanca. El día de la Fiesta de La Raza, en el gran anfiteatro universitario, el General Franquista Millán Astray, mutilado de guerra, insulta a Catalunya y al País Vasco. Sus partidarios aúllan: “¡VIVA LA MUERTE!”.
Unamuno se puso en pié y dijo: “En ciertas circunstancias callar… es mentir. He oído un grito morboso y sin sentido: ¡Viva la muerte! Esta paradoja bárbara me repugna. El general Millán Astray es un inválido. No es un agravio, Cervantes también lo era. Por desgracia hoy hay demasiados inválidos en España. Me inquieta que el General Millán Astray pueda definir una psicología de las masas. Un mutilado sin la grandeza espiritual de Cervantes suele buscar alivio en las mutilaciones que pueda infligir a su alrededor.
Venceréis. Tenéis más fuerza bruta de la que necesitáis pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitáis lo que os falta: Razón y derecho en la lucha.
Creo inútil pedirle que piense en España. He terminado.”

Arrestado en su domicilio, Miguel de Unamuno murió semanas después, con el corazón destrozado.


La barbarie del ejército fue secundada por la iglesia y ambos, una vez consolidado su dominio, organizaron todas las dimensiones del quehacer humano desde la educación a la sexualidad.
Durante los últimos años de la dictadura, claramente en declive, se mantuvo el caparazón ideológico e histórico del régimen caracterizado por un nacionalismo extremista, racismo, anticomunismo, catolicismo antiliberal y antilaico. Aun cuando su intensidad fue menguando, como en muchos otros casos, la élite dirigente se preparó de forma oportunista para reproducir el discurso y la ideología que les sostuviese en el poder.

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