CARTELERÍAS

Para Charo y Flor, por vuestro compromiso y constancia. Porque podeis permitiros no dudar de que haceis lo correcto. 
Incluso las acciones que parecen más livianas, ... SÍ tienen sentido.

CARTELERÍAS, De Rodolfo González Pacheco (1956)

De un tiempo ahora, los burgueses se han empeñado en hacernos una competencia que nos revienta. Mercaderes y políticos nos invaden las paredes también. Las llenan con sus carteles.
Sin plata para costearnos grandes tiradas de diarios, todavía teníamos a ellas para meter nuestras letras. En cualquier pequeño hueco dejábamos nuestros sueños, como quien deja un puñado de clavos. Sabíamos que quien los viera una vez no se los arrancaba más, ni con tenazas, del recuerdo.
Por ejemplo: Pasaba un preso, tirado de una cadena, como un perro, pero al volver una esquina le salía al paso esta palabra nuestra: ¡libertad!, y ya no iba solo más, huérfano del todo, hacia la cárcel. Volvía del taller, moribundo de cansancio, el esclavo del salario, pero al entrar al suburbio leía en un rinconcito: ¡anarquía!; y era un abrazo de amigo, una caricia de amada, una flor húmeda y roja caída entre sus manos secas y oscuras. Dormía en el portal del rico, el miserable, y a la alta hora en que los niños tornan al lecho borrachos, se sentía despertar como por un aleteo de pájaros: eran papeles, carteles, negras letras que revoloteaban por asentarse, como sobre una bandera, en la pared que teñía la aurora: ¡comunismo!

Así era, hasta hace poco, la cosa… Y nosotros, convencidos de tener un público que, por apuro o cansancio o poca luz, no podía deletrear sino lo grande, lo primordial, lo prístino, le dábamos, de lo nuestro, lo primero y lo último, lo que es más virtual que el arte y más fuerte que la filosofía esencias, resinas, síntesis. Sí; para ese lector anónimo que tufa mugre, resopla angustia o masca enconos, bajábamos a las napas de la vida y surgíamos luego con pepitas de oro virgen, puñados de mineral y vasos de agua. Nuestros carteles eran para ése sólo.

Porque un cartel –saberlo, burgueses bárbaros- no se hace con ingenio ni con ciencia; ni con gritos ni con músicas. No se pinta ni se escribe. Es lo vivo, lo palpitante, lo cálido. ¡Se pare! Debe hablar de dolor, cuando hable, no con la boca, sino con las heridas; y no ha de pedir justicia, cuando la sueñe, sino que debe salir a hacerla, ¡a cumplirla!...

Pero decíamos: ya no va quedando sitio para los nuestros. Todo el que hay resulta poco para los de los políticos y mercaderes. Hasta aeroplanos remontan para arrojarlos desde las nubes. ¿Qué hacer, entonces?...
Presos: escribir con vuestras uñas en las piedras de las celdas: ¡Libertad! Mendigos: grabar con mugre sobre los pulidos cedros de las puertas de los ricos: ¡Comunismo! Obreros: acompasar las caricias de vuestras manos a la materia rebelde, como una madre al hijo que duerme, con este canto: ¡Anarquía!

Y, finalmente, camaradas carteleros: no es el Espacio lo que interesa, sino el Tiempo; más vale lo que más dura, no lo que más abarca. Darle al pueblo pepitas de oro virgen, puñados de mineral y vasos de agua: esencia, resinas, síntesis. Y reíros luego de todas las cartelerías burguesas.

JMJ 2011

Del 15 al 21 de Agosto 2011, cientos de curas y simpatizantes cristianos se dan cita en Madrid. Son las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Jóvenes... somos todos, por supuesto!! y gente que se identifique con el movimiento del 15M, como mínimo... digamos unos miles, reclamando una Democracia Real.
Tal vez, entre todos, alla también "militantes cristianos" que vean oportuno manifestar el deseo de una Iglesia Cristiana Real, es decir coherente con los votos y principios que promueven sus representantes.
Desde aquí unos carteles para darles la bienvenida.






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