Encontré a MI PAYASO (Parte 2 de 2)

Veamos hasta dónde buceas con tu payaso...
Salí de Mundet con mi bola de espuma roja y empecé a notar la tensión. Mi rigidez corporal aumentaba, ese pensamiento automático, residual, luchaba por tomar las riendas:
-Estás haciendo el ridículo, ¿no te das cuenta? La gente te mira, ¿te crees gracioso? Te toman por loco, o por idiota. ERES IDIOTA.

AGUANTA, acaso importa lo que piensen. Mejor dicho, ¿Cuánto te importa lo que piensen? Sólo es una bola roja, ¿acaso ahora es un estigma?
Entra… bucea. Ya estás en la ciudad, ¿más cómodo?
Relájate… poco a poco… mira a los demás, disfruta del entorno. De tu: aquí y ahora. Nota el sonido rítmico de la respiración, disfruta de los colores, de las sensaciones, de cómo la luz penetra esa barrera de agua.

Bien… es sencillo, agradable y me apetece sonreír. Dibuja esa sonrisa en tu rostro, en tu corazón, en tus pulmones, tu hígado, en cada una de tus células, sonríe con todo tu cuerpo.

Entro en el ascensor, detrás viene una chica que sube conmigo. Al entrar me mira, sonríe.
Su sonrisa es un "hola, me agrada verte," le devolví el mismo cariño con una mirada, con una sonrisa que supuso encuentro, en el aquí y ahora.
En el tercer piso pregunta:

  • ¿Y el chiste?
  • ¿Qué chiste?
  • Los payasos hacéis chistes.
  • (Busco incrédulo por el ascensor) ¿Un payaso? ¿Dónde hay un payaso?
  •  JAJAJAJA…

Qué necesidades son reales, y cuáles inducidas. Me oculto o me muestro en otros personajes. ¿Cuánto se alejan estos personajes de mí? De cuáles puedo prescindir para ser yo mismo. Cuanto me limita lo que creo que piensan de mí y qué estoy dispuesto a hacer para mantener la imagen que otros valoran.

Suéltate no hay peligro, sólo fantasmas que vas despejando conforme sacas valor para encender las luces.
¿Por qué no lanzarme, por qué no intentarlo, por qué no arriesgar?
No necesité una actividad guiada, sólo exponerme y fue gratificante. Pude verme, sentirme, ponerme a prueba. Saber más de mí y de los demás.
Mi payaso no es un ente separado de mí, no formaba parte de un cajón de sastre ni una parte obscura, está en mi interior y mi superficie. Sólo debía abrirle la puerta, admitirle, reconocerlo.
Soy yo.
Me quedo con mi payaso. Seguiré buceando con él.

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