Pocos formatos televisivos se atreven a legitimar su discurso sobre la realidad mediante la imagen con la autoridad de quien dice describir hechos y difundir opiniones contrastadas. Encorsetados por la necesidad de justificar lo relevante mediante la imagen generan un discurso circular en el que se terminan autoparodiando.
“Lo inmediato es relevante ha de salir por televisión y es relevante porque sale en televisión… ESTÁ PASANDO, AHORA, EN DIRECTO!!”
Los Telediarios traen la realidad a cada hogar, cada uno desde su atalaya ideológica.
Recuerdo una conferencia en Barcelona “Medios de información en la construcción del discurso audiovisual… bla bla bla y la educación”.
De esto hace dos años y no recuerdo el nombre de los ponentes, sin embargo, sí recuerdo perfectamente la intervención de una periodista, que dijo:
“La función del periodismo y los periodistas es informar. Nosotros no somos los protagonistas de la noticia, describimos, no interpretamos. Debemos ser siempre imparciales porque a la imagen no se la puede engañar.
Nosotros no educamos, de la educación se ocupan aquellos organismos que tienen una vocación claramente pedagógica.”
Esto, lo que muestra es que, a menudo, el Rol que desempeñamos pasa a formar parte de nuestros principios y valores, dejando a un lado cualquier posibilidad de cuestionarnos y de buscar posibles soluciones ya que formamos parte del problema... de manera inconscientemente voluntária.
No hay realidad sin interpretación, no hay verdades objetivas ni descripciones neutrales de hechos en cualquier acto de comunicación, menos aún en el discurso vertical y unidireccional de los medios.
Los informativos son los principales intérpretes y difusores de realidades complejas en constante construcción. Son el Nexo interpretativo de causalidades preparadas para el consumo.
El objetivo de sus cámaras centran el interés de lo que SE HA DE VER, la imagen no sólo muestra, justifica el contenido de lo que consideran relevante y el verbo añadido mastica y diluye cualquier dificultad para el espectador.
El periodismo sufre una grave crisis de credibilidad y la neutralidad es el disfraz necesario para ocultar los intereses políticos, económicos y sociales de quienes seleccionan y difunden “determinadas Verdades” porque, hoy (y ayer) el control sobre los medios es absoluto.
Y, si creen que pueden lanzar balones fuera. La Educación no es propiedad registrada de ningún organismo o institución (aún, y por suerte), abarca toda la vida y en esta empresa, periodistas, publicistas y demás responsables de lo que se emite por televisión, se reconozcan o no, aportan referentes y tienen una responsabilidad como agentes educativos.
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