Mundos de Ficción (Parte 1 de 2)

Bertolt Brecht utilizaba máscaras para sus representaciones teatrales. Consideraba que el espectador no debía identificarse plenamente con los protagonistas porque la tarea esencial como espectador implicaba elaborar el conflicto mediante la razón.

La televisión, más concretamente la ficción, busca todo lo contrario. Persigue la identificación absoluta y pasional de la audiencia con sus personajes.

Catarsis…
Para qué quieres ser tú cuando puedes ser ÉL o Ella.
Por qué no escapar del tedio de tu vida siendo Sherlock Holmes persiguiendo bacterias o un símbolo sexual (“pero casta como una virgen”) durante una hora. ¡Mejor!, un asesino en serie con código moral! O sino, aislarte y perderte en una isla llena de misterios como que no se te pegue la sal ni te salgan granos de la humedad y el salitre.

La Ficción tiene sus reglas. Ya sean historias dramatizadas de forma realista o mundos alternativos creados a partir de CGI. Ha de disponer de una lógica interna que no caiga en contradicciones y justifique las acciones de sus personajes, de este modo el argumento adquiere sentido para el espectador.
Dicho de otro modo, Superman puede volar. House… tiene otros poderes, el es médico y estos no vuelan. Asociaciones que determinan cualquier condición de posibilidad en su “argumento”.
Estereotipos. El comentario anterior de tan obvio parece ridículo pero, ¿que pasa con los estereotipos de raza o sexo? Estos muchas veces no son tan evidentes precisamente porque los consideramos razonables en nuestras hipotéticas relaciones, sin embargo naturalizan relaciones de exclusión.

Pero… las formas de contar, la ficción, también cambian.
Como decíamos, hoy no interesa hacer trabajar al observador, sino convertirlo en un Voyeurista de vidas ajenas, que su letargo fluya a través de ideas masticadas explicitas e ideologías implícitas. Que el espectador se identifique con El OTRO, que sea ÉSE otro.

La Ficción como el teatro es vida condensada. Es conflicto porque sin éste no hay argumento. Sin embargo, han cambiado las prioridades en función del Marketing.
Hoy, se diseñan unos personajes a los que se aplica un argumento a medida. No se aporta la información necesaria para hacer comprensible el conflicto y de este modo elaborarlo, y si no hay conflicto no hay historia.

La retahíla de House, CSI, etc. es incomprensible para la audiencia, no dispone de los conocimientos necesarios para entender las decisiones de sus protagonistas pero no importa siempre y cuando EL o LA protagonista tenga carisma y suponga un espejo atractivo (de lo que no nos permitimos decir o SER).

Sin embargo, ¿qué sucede cuando los personajes asumen la lógica de un ROL pero no hay argumento?…
Que necesitan un milagro.

En los últimos minutos… Los CSI encontrarán pista furtiva que nadie vio. House tendrá una revelación Mariana, gracias a la Vicodina o a una paloma que decidió posarse en su hombro y soplarle la respuesta. La protagonista de Médium vivirá el Flashback definitivo que le permita atrapar al asesino.
Y un largo etc. que se justifica mediante el DEUS EX MACHINA. Una intervención “trascendente”, “divina” que del mismo modo que permite avanzar una trama sin argumento, encorsetada y previsible, exige al espectador hacer el esfuerzo de creérselo, con tal de que su personaje se salga con la suya.

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