Necesariamente... Optimista

Debemos encarar de forma constructiva el conflicto, adoptar una actitud positiva.
Tal vez suene utópico, pero… ¿por qué deberíamos sentirnos los educadores más inclinados que cualquier otra persona al optimismo?
La respuesta, en pocas palabras, es: porque nuestro trabajo así lo exige.

“Porque la educación es fundamentalmente una labor optimista. Está basada en la esperanza. Toda la empresa educativa se fundamenta en la convicción de que mejorar es posible, de que el conocimiento puede reemplazar la ignorancia y de que las habilidades pueden aprenderse. Es más, quienes la practican no sólo consideran posibles estos cambios: se comprometen a hacerlos realidad.”

Jackson, P. (1999) Enseñanzas implícitas. Buenos Aires, Amorrortu.

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