De filósofos y esclavos (Parte 1 de 2)

Una inscripción de propiedad de Laurion (sur de Ática) reclama “el suelo, las instalaciones y la andrapoda” (el ganado humano).
En el s.V a.c. un proverbio decía que una vida podía conocer el tremendo contraste entre vivir en una hacienda y trabajar en las minas. Era una diferencia más abismal que cualquier moderna división entre riqueza y pobreza.

Clasificación y diferencia, que se hacia igual de patente ante la posibilidad de alcanzar determinado conocimiento. Esta es una premisa necesaria para mantener a buena parte de la sociedad esclavizada. No darles la posibilidad de organizarse, y sobre todo de plantearse unos derechos y retribuciones por su trabajo, o únicamente, otras realidades más favorecedoras para el individuo o el colectivo. No dejar que el mensaje adopte un cuerpo teórico y pueda propagarse, sobre todo si el organismo de poder es tan explicito y la población oprimida quintuplica el número de patricios.
¿Aun así por qué se mantuvo durante siglos este sistema de producción? ¿Por qué únicamente se dieron (supuestamente) rebeliones esporádicas, si la situación era tan angustiante?

Es sorprendente la capacidad que posee el ser humano para adaptarse a toda circunstancia, incluso haciendo del sufrimiento una virtud.
Toda vida consciente, racional, capaz de aprehender el mundo simbólico creado por el hombre actúa a partir del doble recurso de eternizar lo particular y generalizar lo universal, o dicho de otro modo, percibimos lo que es coyuntural, accidental, como inevitable. Nos permitimos afirmar cosas como “esto siempre ha sido así y siempre lo será”.
Este es el hilo de pensamiento del vulgo, aquel que no ha recibido una educación que posibilite la abstracción, aquel que ante la realidad que se le presenta es incapaz de ver el mecanismo profundo de su funcionamiento y considera que todo lo que acontece es una ley eterna de la naturaleza. Este es el esclavo hijo de esclavos.
Aquel que luchará por sobrevivir y evitar el castigo, el ganado para los patricios.
Ante este círculo de despropósitos tanto la cultura (no dominante) de los oprimidos como la capacidad de imaginar otros posibles se traduce en un acto de rebeldía que los patricios y filósofos cortaron de raíz legitimados por LA VERDAD inmanente de la naturaleza.

Orden natural…

En tales circunstancias, el esclavo carece de una de las cosas más importantes para la vida humana, la libertad en el hacer y en el pensar. El conocimiento así como las posesiones se convierten en símbolo de poder y, para el patricio, que el esclavo pudiese cuestionar o compartir algo más que las leyes de la polis era un insulto para la misma cultura… dominante.
"El Mercado de Esclavos" de Gustave-Clarence-Rodolphe Boulanger. Aristóteles. Política. Libro Primero.
“El arte de la guerra incluye la cacería contra las bestias salvajes y contra los hombres que habiendo nacido para ser mandados, no se someten; y esta guerra es naturalmente justa.
El servicio físico a las necesidades de la vida proviene de los esclavos y de los animales domesticados. Por eso ha sido intención de la naturaleza modelar cuerpos diferentes para el hombre libre y para el esclavo”

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