Nación. Una visión romántica, pasional que aunque pueda limitarse a una frontera territorial va más allá y aspira a ser mucho más.
La unión absoluta de los comunes en torno a sus signos de identidad históricos y culturales.
Sangre y Tierra. Tan capaz de convertirse en un cielo en la tierra como de provocar el cataclismo más atroz e inhumano.
Su concepción involucra todos los estamentos, la forma política y ética, la ideología del Estado. Un Estado que se concretará en una organización social determinada donde sus instituciones representarán el orden, la LEY.
Nación y Estado son complicados compañeros de cama y junto a la cultura, suelen ir de la mano en los discursos grandilocuentes de políticos e ideólog@s, pero no son lo mismo.
Podemos observar la Cultura como la tipificación de hábitos ritualizados, sacralizados. Todo el magma de prácticas implícitas y explicitas a través de las cuales una comunidad define su identidad. Prácticas legitimadas por instituciones con un poder basado en la tradición histórica (Iglesia), la coacción-imposición, desde la supremacía basada en la fuerza al control de recursos (Justicia/Bancos), así como la influencia para modelar el pensamiento y la conducta (Escuela/Medios de comunicación).
Nación y Estado son complicados compañeros de cama y junto a la cultura, suelen ir de la mano en los discursos grandilocuentes de políticos e ideólog@s, pero no son lo mismo.
Podemos observar la Cultura como la tipificación de hábitos ritualizados, sacralizados. Todo el magma de prácticas implícitas y explicitas a través de las cuales una comunidad define su identidad. Prácticas legitimadas por instituciones con un poder basado en la tradición histórica (Iglesia), la coacción-imposición, desde la supremacía basada en la fuerza al control de recursos (Justicia/Bancos), así como la influencia para modelar el pensamiento y la conducta (Escuela/Medios de comunicación).
La Cultura se ve mediatizada, distribuida y elaborada por Instituciones, sus dispositivos pedagógicos y los grupos de poder que median a través de ellas.
Así, por ejemplo, grupos de poder tienen la cara dura de utilizar la administración del Estado, colarse en las escuelas, recibir subvenciones y hablar en representación de LA CULTURA o incluso decir que la protegen.
Esta circunstancia la asumimos en nuestra cotidianidad como parte del orden natural, siempre han estado ahí. Crecemos, nos pensamos y proyectamos en el tiempo a través de sus instituciones y su supuesto orden natural.
Así, por ejemplo, grupos de poder tienen la cara dura de utilizar la administración del Estado, colarse en las escuelas, recibir subvenciones y hablar en representación de LA CULTURA o incluso decir que la protegen.
Esta circunstancia la asumimos en nuestra cotidianidad como parte del orden natural, siempre han estado ahí. Crecemos, nos pensamos y proyectamos en el tiempo a través de sus instituciones y su supuesto orden natural.
Y lo es, pero solo en cierto modo. Si surge en la historia de la civilización, si surge en comunidad, es porque forma parte, también, de nuestra naturaleza.
Sin embargo, la institución como SISTEMA genera dinámicas propias y desigualdades que tienden a su estatismo y reproducción. A un objeto social, el individuo estatalizado.
El gobierno de la nación difícilmente observa como posibilidad su disolución y para la oposición es útil que las cosas vayan mal, al menos en España.
El gobierno de la nación difícilmente observa como posibilidad su disolución y para la oposición es útil que las cosas vayan mal, al menos en España.
Carisma.
Habilidades de encantador de serpientes.
Paradigma instrumental y control.
Contaminación del poder por el poder.
Cuando esto sucede, la política fagocita todos los estamentos. El poder judicial, ejecutivo y legislativo pierden su independencia porque incluso esta condición supone una lucha, pero contra quién, ¿contra la Nación? ¿Contra sus representantes?
Esta contradicción, esta fisura de sentido, muestra constantemente la falla del sistema.
Esta contradicción, esta fisura de sentido, muestra constantemente la falla del sistema.
La Educación formal discrimina y segrega, los estudiantes “fracasan” y esta circunstancia es de una mediocridad asumida a través de los años.
La Justicia tiene un precio.
El capitalismo no es un sistema capaz de sostener ningún desarrollo sostenible, compensar o minimizar diferencias ni llegar a promover la autorrealización sin cortar cabezas.
Pero, que el sistema muestre su constante falta de credibilidad no implica que pierda su poder, institucional.
Pero, que el sistema muestre su constante falta de credibilidad no implica que pierda su poder, institucional.
A la sedación política y ciudadana se llega mediante los mecanismos y dispositivos de control y enculturación.
De este modo:
La escuela no fracasa hace lo que debe hacer, domesticar.
Los medios entretienen y crean ídolos serviles.
El conocimiento se devalúa.
La competición se convierte en meta.
La imagen en un valor por sí mismo.
La igualdad se concibe como una utopía irrealizable.
Necrópolis de espíritus perdidos.
¿Dónde queda la Democracia?
Necrópolis de espíritus perdidos.
¿Dónde queda la Democracia?
Arrinconada en un uso esporádico cada cuatro años donde quienes votan y quienes se abstienen aspiran a cambiar la clase política.
Sin una Nación como proyecto común consensuado y decidido, con un Estado jerárquico, burocratizado, que tan sólo aspira a su reproducción.
La unidad superficial que evoca el Estado busca acólitos mediante el valor pasional de lo irracional, el PATRIOTISMO que se arremolina entorno a una bandera y en contra de LOS OTROS.
En lugar de definirnos por quienes somos hacerlo en función de lo que NO queremos ser. Creando o reforzando símbolos de unidad nacional que discriminan y contribuyen a crear una identidad desde, y sobre todo, en la diferencia.
Siempre en lucha contra el enemigo ficticio a quien responsabilizar de todas las desgracias, mirando hacia fuera. Y, desde fuera, otorgando sentido a una existencia conflictuada.
Aunque sea una lucha que no nos pertenece y entorno a una bandera que no nos representa.